lunes, 4 de mayo de 2009

Hay una cara, un gesto en particular que me fascina observar de lejos. El momento en que la persona ve que se está por ir su colectivo. De repente, en una milésima de segundo, su expresión se transforma, acelera el paso, y toda la energía se concentra en el rostro, como si de ese hecho dependiera el resto del día. Si lo pierde, será un día mal empezado, condenado al mal humor y a las corridas, probablemente le toque viajar parado y aún peor, apretado contra alguien que olvidó pasar por la ducha. Si lo agarra, será un día con suerte, de esos en que todo encaja en su lugar y uno respira aliviado, posiblemente apenas suba, alguien se baje y consiga un lindo lugar para sentarse, junto a la ventana, donde va a poder viajar leyendo el libro que quiere terminar hace días, ese que lleva siempre en la mochila esperando un día como hoy.

1 comentario:

* dijo...

qué día te tocó?