sábado, 25 de julio de 2009

back home

volví.
llena de amor.
de energía.
salté de alegría en salta.
y traigo nuevos aires a buenos aires.
aires positivos.
aires de cerro.
de paz.
felicidad. tranquilidad.
cosas buenas están por pasar...

viernes, 17 de julio de 2009

Partir, en cuerpo y alma... y volver.

Me voy. Por fín. Me voy a Salta, a mi otra ciudad, a mi raíz materna. A mi familia llena de tíos, primos, sobrinos. Me voy a abrazar a mi abuela, a que me haga el desayuno, a su balcón lleno de plantitas desde donde se ven los cerros. A sentarme en el barcito de la plaza, al sol, a ver a la gente pasar. A caminar las callecitas que tienen sabor a mi infancia. A perderme en mi librería preferida de todo el mundo. A darle un beso a la inminente panza de mi prima, que en unos meses va a tener sexo y nombre. Me voy a San Lorenzo a meter los pies en el río, ese en el que una vez me caí, mientras tomo mate. Me voy a la punta del cerro San Bernardo como cada vez que voy, y me voy a quedar ahí mirando todo... mirando la ciudad, mi otra ciudad, mi otra mitad, esa que a veces olvido por vivir tan inmersa en ésta, en la apurada Buenos Aires.
Me voy a poner pies y cabeza en remojo... y vuelvo.

domingo, 5 de julio de 2009

Resulta que hace tiempo entré en algo así como un bache creativo. Un vacío imaginativo. Un silencio de inspiración. Algo parecido a un letargo emocional que se traduce en bloqueo de creatividad, o viceversa. Bien, resulta que ahora lo veo desde otro ángulo, y me doy cuenta de que solo estaba en un momento de observación y absorción. Bah en realidad sigo estando en él, pero ahora lo puedo entender, entonces creo que al menos dí un paso y por suerte fue para adelante. Estoy en etapa de redescubrir, resignificar, revalorizar, reciclar, recomenzar. Pronto podré plasmar y darle forma tangible (o no) a lo que ahora me dedico a mirar. Entonces, me doy cuenta de la importancia que tiene este momento en el proceso, a veces doloroso, de crear. Es necesario detenerse de tanto en tanto, contemplar en silencio lo que pasa y lo que no, lo que uno quiere y lo que no, lo que uno siente y lo que no. Es necesario poner un freno a tanta velocidad que nos arrastra por la vida, que no nos da respiro ni descanso para pensar en el camino que estamos haciendo. Es como parar a tomar agua en medio de la carrera. Un respiro, un descanso, un recobrar fuerzas, un nutrirse. Para después seguir con más ganas, con nueva energía, con paso más firme.
Entonces ahora no me quejo más de este estado. Porque lo entendí. Y entender las cosas casi siempre (dije "casi") es mejor. Es pararse en otro lugar. Cambiar el ángulo. Cambiar el lente. Lo que antes estaba fuera de foco, ahora lo veo clarísimo. La imagen, de a poco, se vuelve más nítida. Y yo, despacito, me preparo para sacar la foto.