sábado, 9 de enero de 2010


Si te dejo de tocar es para no quemarte con mis manos, tan llenas de odio. Prefiero dejarlas limpias y que del trabajo sucio te encargues vos. Prefiero mirar de lejos cómo te consume tu propio ego. Prefiero que te arranques los ojos vos mismo cuando te mires al espejo y te descompongas del asco que te generás. Prefiero disfrutar el momento en que intentes enjuagarte las culpas, raspándote con tanta fuerza hasta quedarte sin piel, hasta llegar a los huesos. Prefiero ver cómo te clavás tus propias uñas en la lengua y en la garganta hasta extirparte la voz y las entrañas. Prefiero observarte ahí, tan solo y tan desnudo, escupiendo soledad, arrancándote bocados de carne, comiéndote tu propio cuerpo.

Sí. Renuncio al placer de hacerte sufrir yo misma. Prefiero regocijarme con tu imagen pidiéndome ayuda, pidiendo que mis manos te vuelvan a tocar, patético y desesperado, porque no podés vivir sin ellas.


No hay comentarios: