martes, 3 de noviembre de 2009

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a veces, cuando me leo, me cortaría las manos para dejar de escribir el caudal de estupideces que escribo.
vomitaría sobre mis propias palabras. las quemaría con la mirada. me las devoraría de un solo bocado y que no quede ninguna. empezaría por las vocales, fáciles de tragar, y seguiría por las consonantes tan ásperas y rígidas para el paladar, hasta que solo queden puntos y comas como postre de mi gran banquete gramático.


pero como no puedo hacer eso me limito a apretar un botoncito que dice "Suprimir" y desaparece lo que no quiero volver a ver. Que pena que en la vida real no exista tal botón para suprimir personas, hechos, recuerdos, palabras dichas en voz alta... y tantas otras cosas.

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