viernes, 28 de mayo de 2010

siempre hago lo que no tengo que hacer. como el nene que siempre quiere meter los deditos en el enchufe. y entonces me desquicio. me desarmo, me rompo a mí misma en miles de pedacitos, hasta dejar de existir, dejar de ser yo, perder la noción. ahí quedo yo, parada en medio de la inmensidad, con la incertidumbre quemándome los pies.  
hacer lo que no tenía que hacer, y pagar las consecuencias: odiarme por haberlo hecho. sobre llovido mojado. me rasco la herida. aprieto el moretón. 
tan doloroso y tan inevitable.   

2 comentarios:

Anónimo dijo...

auch!

cuàntas, cuàntas veces mi corazòn no està a la altura de las circunstancias, y cuàntas, pero cuàntas, las circunstancias no estàn la altura de este corazòn.


penèlope, a todos nos pasa.



leì que la angustia es el vèrtigo de la libertad

te quiero, pensé.

-Can- dijo...

y yo te quiero a vos pininooo
mua!