lunes, 10 de noviembre de 2008

Deseo

Desde que tengo uso de razón pido el mismo deseo siempre que tengo oportunidad. En mis cumpleaños, cuando gano una pestaña, cuando pasa un tren, cuando gano el huesito del pollo, en año nuevo, en fin... siempre.
Mi deseo tarda, se hace esperar. Por momentos desespero porque no viene y pienso que me dejó plantada, que no va a llegar, que se arrepintió a último momento y no pudo avisarme. O quizás le pasó algo en el camino. Capaz que antes de llegar se encontró con otra deseadora, una más linda o más convencida de su deseo. Bueno, si me hago la distraida quizás llega, quizás tenga que hacerme la que no me importa, entonces venga solito. Pero no, no llega. ¿Se habrá quedado dormido? ¿Y si lo voy a buscar yo? No, mirá si nos desencontramos, mejor me quedo acá. Dale, deseo, no tengo toda la vida. Bueno, sí tengo toda la vida, pero cuanto más tiempo pase, menos tiempo me queda para disfrutar el deseo... igual te espero eh. Te espero acá, por si no me reconocés, soy la del lunarcito arriba del labio.
En una de esas esperándote me encuentro con otro deseador, uno que desea lo mismo, uno que también pide el mismo deseo cuando cumple años, cuando gana una pestaña, cuando pasa un tren, cuando gana el huesito del pollo...

No hay comentarios: