martes, 23 de febrero de 2010


Lo había intentado con toda su voluntad. Pero las palabras nunca terminaban de cruzar ese puente que era su boca. Se quedaban ahí, algunas bajo la lengua, acurrucadas y temblorosas, otras pegadas al paladar, inmóviles para no ser descubiertas, y otras, las más osadas, llegaban al labio y quedaban colgando como ante un precipicio, aferradas con todas sus fuerzas a las comisuras, hasta trepar, desesperadas, dentro de la boca otra vez.
Todos tenemos secretos, pensó ella. Y se tragó, de un sorbo, toda la verdad.  
 

1 comentario:

RcR dijo...

Me encanta, me identifiqué mucho con esto de verdad.